Se detuvo el reloj dormido en la pared
Ya no se movió, nunca dio las diez.
Hizo nido en mi garganta
Una gota de amarga hiel,
una filosa lágrima que me rasgó la piel.
Desgárrame la mente ¡Oh!... ponsoñoso recuerdo,
que te has quedado allí tan frió y temeroso.
Le grité al tiempo cruel, que cansado de andar
Se ha venido a cobijar en mi triste morada.
Ese grito que no fue, se ahogo en la nada
sin gestos ni miradas que pudieran comprender.
Se durmió el reloj
Y en mi mente torpe, ahora todo es tormenta,
Como un furtivo vacío en el tiempo
Que entre latido y latido vuelvo a visitar…
Esta es una añosa poesia que se ha resistido al tiempo y forma parte de un trabajo que poco a poco ire publicando en la red y que lleva por titulo "Viejas Poesias".
ResponderEliminarExquisita creación! A Sabina le dieron las diez y las once las doce, la una las os y las tres, jaja. Abrazos.
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